N brinco es lo que di cuando desde el sillín de mi spinning escuché una nueva ayuda para familias con hijos, que debe ser para lo que se han creado las coberturas sociales. Ahora recuerdo el porqué de la frase de mi amatxu a quienes, como ella, no habían cerrado antes el grifo: "Haberlo pensado antes". Y es que, como single, tampoco este año soy agraciado con una deducción para las personas que viven solas en alguna recóndita casilla de la declaración de la renta. ¡Como para dar con ella si somos incapaces de buscar en el hipermercado una bandeja de filetes que no sea para una tribu y que te obliga a criogenizar toda la comida sobrante! No solo no ahorras en electricidad cuando pones la olla, sino que los productos están pensados para fomentar la glotonería antes de que caduquen. Algún gurú del sistema debe creerse que a quienes hemos decidido fomentar nuestra identidad desde la independencia, o desde la dependencia que nos apetezca, se nos cae el dinero de los bolsillos. Que en casa no encendemos luces ni ponemos lavadoras a diario, o que nos hacen descuento en los seguros y las derramas de la comunidad. No les cuento ya el alquiler o si viajan solos para reencontrarse consigo mismo, que les aplican el peaje de la individualidad. Entre tanto, ahí andan l@s amig@s calculadora en mano a ver cuánto extra institucional les ingresan mientras empaquetan a sus hijos para que se los críen los abuelos.

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