OS socialistas franceses se han agarrado al clavo ardiendo del radicalismo de Mélenchon y su Francia Insumisa. El miedo a cosechar en las legislativas una debacle aún mayor que en las presidenciales les ha movido a acordar su integración en la coalición de la izquierda. Los viejos socialistas se remueven, unos en sus tumbas y otros abandonando el partido. El miedo en política es mal consejero. El riesgo de desaparición y de irrelevancia no se solventa a la sombra de alguien más grande. Y renunciar a algunos principios (Europa, por ejemplo) es empezar a morir.