A Ertzaintza y los agentes que la integran forman parte de la vida cotidiana de la ciudadanía de Euskadi desde hace cuarenta años. Varias generaciones de vascos han nacido en este periodo en el que la Policía vasca está ya desplegada y en pleno funcionamiento en las calles de nuestros pueblos y ciudades pero, como otras importantes conquistas del autogobierno arrancadas en tiempos difíciles y convulsos, su nacimiento y desarrollo hasta llegar a su actual situación no han sido sencillos. El homenaje institucional tributado ayer a la Ertzaintza en el BEC bajo la presidencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, en conmemoración del 40º aniversario de su creación refleja el reconocimiento y agradecimiento por parte del pueblo vasco a los miles de hombres y mujeres que han hecho de su vocación de servicio un ejercicio profesional de compromiso con la sociedad. El nacimiento de la Ertzaintza en 1982, tras la reinstauración de la democracia, respondía a las necesidades, anhelos y previsión de futuro de una ciudadanía vasca consciente de que precisaba una policía propia e integral que, tal y como establece el Estatuto de Gernika, velase por "la protección de las personas y bienes y el mantenimiento del orden público" bajo el "mando supremo" del Gobierno vasco. Una policía que, como se recordó en el acto de ayer, hunde sus raíces en la Ertzaña organizada en 1936 por el Gobierno del lehendakari José Antonio Aguirre en un contexto de guerra. Una de las grandes virtudes de la Ertzaintza a lo largo de estas cuatro décadas es que ha sabido adaptar su misión, organización y funcionamiento a las necesidades de cada momento histórico. Incluido el largo periodo en el que ETA y su entorno ideológico y estratégico fijó a la Ertzain-tza, sus agentes y sus familias como objetivo de sus crímenes y amenazas, como extensión de su intento de coacción a toda la sociedad vasca, sin conseguir su propósito pese a haber asesinado a quince ertzainas. El homenaje de ayer simboliza, así, el reconocimiento social a la Ertzaintza como tributo por su labor pero también el agradecimiento a su compromiso con la libertad, los derechos y la seguridad de toda la ciudadanía. Y expresa, asimismo, la confianza en que la Policía vasca afronta con plenas garantías los nuevos retos a que se enfrenta la compleja y plural sociedad de Euskadi avanzado el siglo XXI.