Peregrinaje con alma
L alma, bien mezclada con un corazón del tamaño de un puño y unas gotas de osadía se convierten, en no pocas ocasiones, en el combustible que nos lleva a un peregrinaje con la verdad, con tu verdad por delante. Ayer, recordaba ese viaje corajudo de Miguel Hernández hacia la utopía en la efeméride de su adiós en prisión (80 años han pasado ya desde su muerte tras su paso por 13 cárceles, donde se dejó la vida "por frágil y de salud quebradiza"...), vestido como pastor de cabras en los ateneos y heraldo portador del mensaje que el pueblo quiso lanzar a sus gobernantes. Le reecordaba a él y recordé aquellos versos "Tristes guerras / si no es amor la empresa. / Tristes, tristes. / Tristes armas / si no son las palabras. / Tristes, tristes", tan tristemente en boga aún hoy.
En esa ensoñación estaba cuando cayó en mis manos la historia de Jean-Marie. Bien pudiera escribir que se trata de un policía belga cualquiera pero mentiría como mintieron los carceleros de Miguel. Les hablo de Jean-Marie Van Butsele, un belga que acaba de cruzar un buen puñado de Europa a pie (1.300 kilómetros de marcha...), sana costumbre que practica para ayudar, como él dice, a los frágiles sobre la tierra , en este caso a beneficio de la infancia desfavorecida. Es un integrante de Lions Club Bélgica que ha pasado por Lions Club Baiona hasta llegar a Lions Club Bilbao. Acaba de ser recibido por la ciudad en el ayuntamiento, en presencia de la cónsul belga, Sylvie Lagneaux, tras un mes de travesía. Los suyos son también mensajes claros que tocan el alma. El poeta lo lograba verso a verso y este hombre paso a paso. A Miguel le cantó Joan Manuel Serrat con sus letras. "Y los pueblos se salvan por la fuerza que sopla / desde todos sus muertos. No es estéril la muerte, sirve a un mundo mejor: "Para la libertad sangro, lucho, pervivo, / para la libertad, mis ojos y mis manos." Hay que buscar quien le cante a Jean-Marie. Merece la gesta.