El plagio como una de las bellas artesEl gran juego de la Oca
Para hacerle justicia, su hijo David ha publicado El Plagio, una historia de película con unos directivos del ente estatal que se fugaron a Antena3 con la fórmula que les había presentado Jiménez, a quien destruyeron sin piedad previo intento de soborno. Yo le creo, porque los perdedores siempre tienen razón. La que no tiene ningún crédito es Telecinco en su pleito con Antena3 por los derechos del rosco de Pasapalabra. Como ocurre en política, la tele judicializa sus conflictos.
José Luis Balbín, icono del debate de etiqueta con La Clave, ha acusado de plagio a Javier Ruiz por su nuevo informativo de los viernes, Las Claves del siglo XXI; pero solo tienen en común una palabra y el dar tribuna a eruditos en los temas a discusión. El espionaje existe entre productoras y de ahí el sigilo extremo con el que trabajan. Desde siempre el plagio fue un recurso tramposo ante la crisis de inspiración. Haendel copió profusamente a sus contemporáneos, Shakespeare también, Haydn a Mozart... y la tele sigue la tradición y la leyenda.