O debería preocuparse la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por la eventualidad de que la negociación de los próximos presupuestos del Estado se le mezcle con asuntos de naturaleza política. Al menos en lo que respecta a Euskadi, el Gobierno de Pedro Sánchez tiene terreno de juego más que de sobra para seducir cumpliendo estríctamente en parámetros contables. Hay inversiones pendientes, otras retrasadas y algunas de futuro como para que el respaldo de los partidos vascos se lo gane sin hablar, por ejemplo, de competencias que ya tienen sus foros. Lo que no tiene es que pararse.