IMPLIFICAR los mensajes solo puede hacerse ante un público advertido. Eso no lo sabe el ministro Garzón. No deja de ser cierto que nuestro consumo de carne es muy elevado, lo que afecta a nuestra salud. Tampoco que una abundante cabaña ganadera tiene un impacto ambiental. Pero si lo que está recetando el ministro es alimentación sana mediante la dieta mediterránea y respeto ambiental, no debería ser apocalíptico sino didáctico. De lo contrario se arriesga a un debate de frases hechas: del cerdo, hasta los andares. Y ese txuleton al punto de Sánchez tampoco es un vicio habitual del ciudadano medio.