OY tan viejuno, tan dinosaurio, que hasta hice la mili obligatoria. En Ceuta. En Regulares. El cupo vasco por entonces era eso: "servir" en África. Así que no me vengan con que el odio al moro no está arraigado. Haciendo guardias en un gran polvorín excavado en el monte Hacho -siempre me malicié que allí no había una triste bala...-, experimenté el miedo inducido a la invasión "infiel". Lo de ahora no es un cuento de buenos y malos. Es, como antes, el uso cruel y desalmado de seres hu-manos por interés político. ¡Ah! Me echaron de allí. Por inútil para el "servicio".