O hay diferencia sustancial entre la actitud de aquellos cayetanos que protestaban en los barrios pijos de Madrid -los mismos que este fin de semana se divertían bebiendo y bailando sin mascarillas y sin distancias en una discoteca- y la de quienes por aquí, con diferente look, incumplen las medidas anticovid y se enfrentan a la Ertzaintza de manera violenta. Censuramos duramente, con razón, a quienes se vacunan sin tocarles aún el turno. El reproche social hacia quienes en el fondo se ríen de nosotros y nos ponen en peligro debe ser siempre contundente. Siempre.