ON muchos los bilbainos que no derramarán una lágrima por la ausencia de Marijaia este verano. No ya solo porque, obviamente, la situación sanitaria y las más elementales medidas de prevención obliguen a suspender Aste Nagusia, sino porque quizá hasta podamos disfrutar por una vez de la fiesta de manera más racional, sosegada, sostenible y saludable. En la nueva normalidad, es posible que muchos descubran una forma diferente e incluso alternativa de celebrar las fiestas. Hagamos que sea una oportunidad para la nueva Aste Nagusia.