Lo veíamos venir. Era contemplar en los últimos días al presidente del Gobierno español, a varios ministros o al mismísimo rey, todos ellos con su mascarilla y sus guantes, que chocaba con la incongruencia de que se nos dijese que esa supuesta protección -más para no contagiar que para no ser contagiado- no era necesaria mientras los mandamases que nos tranquilizaban la usaban sin pudor. Ahora que nos la van a "recomendar", veremos la bronca porque no hay para todos. Entraremos en una nueva lucha de clases: los que tienen y los que no. A ver en qué acaba.