YA no es ni siquiera una cuestión de ideología política, sino un clima borrascoso, el de los malos y los buenos españoles, que remite en directo al de la anti-España que explotó el maleante policía Mauricio Carlavilla, Mauricio Karl, suministrador de ideas de los cuartos de banderas antes del golpe de 1936 y al final de Fuerza Nueva. Su bestia negra eran los masones, los comunistas y los homosexuales, y los judíos, claro. El general Mola fue un gran lector de Carlavilla, pero no solo él. Hablo del pasado, pero de ese que no acaba nunca de pasar porque parece repetirse con constancia poco menos que a diario. Ahora la anti-España son el PSOE en el Gobierno, Podemos, los comunistas, los soberanistas y separatistas, los bolivarianos, los populistas que no sean ellos, los nacionalistas ídem, los etarroides? Muchos, tal vez demasiados, por eso hay que salvar a la patria. ¡Iaspaña! ¡Ia! ¿Burdo? Mucho, pero en el menú del día está. Hay portadas de diarios que resultan tóxicas hasta de lejos.

En nombre de España, de la auténtica quiero decir, no de la otra, hablan maleantes de la política y malentretenidos de la vida social, desde medios de comunicación, como el kaodiario de Inda, panfleto voxista de ínfima calidad, y desde el Congreso de los Diputados y aledaños. Todos coinciden en que esa España rancia, cuartelera, autoritaria y cerril está en peligro y puede romperse cualquier día de estos por culpa de los malos españoles que son, ya sabemos, los que no son como ellos y, por supuesto, aquellos que lo son a la manera de los que no pueden ser otra cosa, ya sin ganas, como decía el poeta Luis Cernuda desde su exilio.

Si no eres monárquico y se te ocurre poner en solfa el origen mismo de esa monarquía, si pides que se revise el famoso Concordato con el Vaticano, si estás a favor de un Estado federal y social, si las condiciones laborales impuestas no te parecen bien, si no aplaudes los abusos policiales y la justicia política... entonces eres un pésimo español. A qué seguir. Lo digo porque cada día se añade algo nuevo a esa especie de mandamientos rojigualdos. No se trata tanto de silenciarte, que también, sino de cumplir con los mandamientos del buen español y, en caso contrario, de convertirte por las bravas, ya que por las buenas no funciona, y llevarte por el buen camino, ese que conduce a la formación de orden cerrado y al palo.

¿Será cierto que un periodista español del libelo de Inda, un pendejo de cuidao, trabaja en el viceministerio de gobierno boliviano, como difunde el periódico Sol de Pando? ¿Será en o será para? En todo caso, de lo que se trata es de encontrar o tal vez de coadyuvar a fabricar las pruebas de la financiación de Podemos, para procesar a más políticos bolivianos, país donde las detenciones son diarias, así como los procesos por sedición y terrorismo, una persecución política sin precedentes recientes por cuanto la propia ONU ha denunciado el servilismo de la administración de justicia? Y de paso que se procesa a los bolivianos se intenta tumbar al gobierno español actual? ¿Y qué dice el Gobierno español? ¿Nada? Nada.

Mientras, Philip Alston, relator de la ONU, critica el sistema de protección social en España -país rico pero más para unos que para otros- y dice que está roto, habla de porcentajes de extrema pobreza, de exclusión social, que quitan el resuello, acusa a la clase política de fallar a los más vulnerables, reclama medidas fiscales, señala racismo, jornaleros que viven como animales, abusos a menas, pide que se atajen los alquileres abusivos, los desahucios agresivos? En su informe, Alston, que no sale de su asombro, no deja títere con cabeza de los que están de manera inútil a la vista de todos, un todo que refleja un país en el que los derechos sociales y económicos se toman "rara vez en serio". ¿Resultado? Bye, bye, mister Alston, diga usted lo que quiera, aquí tendremos más de lo mismo o muy parecido. Es una cuestión de patriotismo, no sé si usted se ha fijado, de la buena marcha del negocio y, ojo, que lo mismo le quemamos en esfinge en la plaza patriótica de Colón, que la de Oriente está okupada.

* Escritor