NO deja de sorprender que entre uno de los objetivos de la cumbre del G7 en Biarritz estuviera la del fomento de la paridad de género y en las fotografías no hayan dejado de aparecer la eterna Merkel y un grupo numeroso de señores. Desaparecida May, la alemana sigue estando en franca minoría entre tanto festival de corbatas y trajes a medida mientras las primeras damas han deleitado al planeta entre pimientos de Ezpeleta y surfistas en la playa. El G7 ha vuelto a hacerlo: demasiadas intenciones para otro mundo que sigue queriendo y no pudiendo ser posible.