NO eran estas las elecciones del PSE. Cierto que hay alguna concejalía que no esperaban y han conseguido. Y seguro que, de entre los 251 pueblos de Euskadi, hay algún que otro concejal que hasta el viernes lo era y ya sabe que no seguirá siéndolo. Pero como si de la pedrea del sorteo de Navidad se tratara, son cuestiones menores (con el permiso de las personas directamente afectadas, claro) que no afectan al tratamiento global de un Partido Socialista de Euskadi, que, subido a la ola del Sanchismo en España ha obtenido unos resultados más que razonables y ha recuperado la tercera posición en Euskadi por detrás del PNV y EH Bildu que, como ocurre en la ahora finalizada liga de fútbol, buscaban el título desde el principio de la campaña.

El PSE, como los equipos que aspiran a no bajar, tenía en mente otros objetivos más modestos, pero lo cierto es que han sido capaces de alcanzar casi todos ellos.

En lo que respecta a las elecciones europeas, si bien es verdad que su aportación a los resultado globales del PSOE es modesta, ser la tercera fuerza en Euskadi, que, a su vez, tampoco aporta demasiado en términos de número de votos, es básicamente, lo que cabía esperar y lo suficiente como para volver a colocar a una representante vasca en el grupo del Partido socialista europeo, aunque también es verdad que entre elección europea y elección europea a Eider Gardiazabal Rubial se le ve poco por Euskadi. Más importante desde el punto de vista simbólico y también político ha sido el resultado alcanzado en algunos de los pueblos que, desde el principio de la campaña, han sido los auténticos tótemes de un PSE que sabe que las capitales de los territorios no son su terreno de juego. Por más que Odón Elorza gobernara Donostia durante dos décadas o que Vitoria-Gasteiz podría haber sido un lugar a conquistar hace años, los ojos del PSE estaban puestos principalmente en Irun, Rentería, Eibar, Portugalete y sobre todo en Barakaldo, junto con Donostia, la mayor tacha de la campaña. Trasladar al consejero de Turismo de la comodidad de Lakua al barro electoral municipal y situarlo como la gran apuesta de un PSE era muy arriesgado primero para el propio Retortillo, pero también para el partido que tras pinchar le costará vender, como ha pretendido hacer, unos resultados modestos como buenos.

Finalmente, el resultado ha sido casi el deseado para las huestes de Mendia y como al contrario del resto de partidos al PSE le basta con ganar por un voto para hacerse con la alcaldía (sabe que contará con el apoyo del PNV) todo ha salido más o menos bien. Sobre todo si leemos los resultados del PSE de manera conjunta con los del PNV y he aquí el tercer gran objetivo del PSE, seguir siendo necesario para un PNV, que, por más que haya vuelto a ganar necesitará del PSE si quiere gobernar, como hasta ahora, las tres capitales y las tres Diputaciones Forales. Porque en Euskadi, al contrario de lo que ocurre en Navarra o en el resto del Estado, el PSE cuando enciende la calculadora, no mira a su izquierda para hacer las sumas, que, por otro lado, al menos en lo que a Podemos respecta, tampoco le aportan demasiado, sino que a los propios suma los resultados del PNV, que, sabe de sobra cómo conquistar a un socio, por otro lado leal y acomodaticio como pocos.

Conclusión, salvo el PP que ahora mismo no lo salva nadie, han vuelto a ganar hasta los que, como Podemos, han perdido apoyo, que como hace cuatro años no se presentaron en las municipales aún perdiendo junteros han ganado concejales, y además es posible que tengan algún ministro y todo.