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Una RGI consensuada y reforzada

El retraso de la reforma de la Renta de Garantía de Ingresos es una oportunidad para una negociación serena que contribuya a mejorar el sistema, blindarlo y dotarlo de viabilidad

LA retirada, el pasado día 28 de junio, de la proposición de ley para la reforma de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) que debía tomarse en consideración por parte del pleno del Parlamento Vasco para su posterior tramitación y aprobación puede parecer un contratiempo legislativo para el Ejecutivo de Gasteiz pero es de hecho una gran oportunidad para reforzar el sistema de protección social de Euskadi y dotarlo de mayor consenso. La constatación de que la propuesta para la nueva RGI no contaba con los apoyos necesarios hizo que, en buena lógica, los grupos de PNV y PSE optaran por retrasar su tramitación. La renta de garantías vasca es un instrumento esencial, pionero en el Estado y es incluso modelo en Europa, cuyo funcionamiento a lo largo ya de tres décadas ha mostrado su eficacia para la reducción de la pobreza y la limitación de sus efectos, como elemento incentivador del empleo y, en definitiva, como factor crucial para la cohesión de nuestra sociedad. Ello no obsta para que deba abordarse una reforma profunda con el fin de que la RGI aumente su efectividad y capacidad, llegue a mayor número de personas en riesgo de exclusión social siempre bajo el debido y necesario control y se adapte a las nuevas necesidades, siempre teniendo en cuenta la sostenibilidad actual y futura del propio sistema. Así lo ha apreciado el Gobierno vasco, que ha abierto un amplio debate con participación y aportaciones de decenas de agentes, instituciones y colectivos del tercer sector. Por ello es importante el mayor consenso posible en torno a la reforma y ése es el gran objetivo en el que deben empeñarse tanto los grupos que apoyan al Gobierno vasco como los de la oposición, que deben contribuir al enriquecimiento de la ley. Tras la retirada de la propuesta, se abre ahora un tiempo de negociación cuyo objetivo es alumbrar la reforma este mismo año, tiempo que se antoja imprescindible para blindar el proceso de elementos perturbadores como los periodos electorales en un tema que, como la RGI, es susceptible de suscitar polémicas estériles y demagógicas, como se ha evidenciado en demasiadas ocasiones. El acreditado y hasta envidiado sistema vasco de garantías sociales precisa de un debate sereno, mucho diálogo y espíritu participativo para que salga aún más reforzado, lo que redundará en beneficio del bienestar de toda la ciudadanía de Euskadi.