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Consolidar el desarrollo de Bilbao

Bilbao encara su futuro con una estrategia orientada a la cohesión de sus diferentes ámbitos sociales y urbanísticos como modo de equilibrar internamente el empuje experimentado en las últimas décadas

EL Pacto por los Barrios presentado ayer por el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, nace con la ambición de cohesionar social y urbanísticamente la villa. Un reto complicado pero imprescindible para eludir el riesgo que ha caracterizado el desarrollo en otras grandes urbes europeas: la consolidación de dos velocidades de crecimiento dispar entre centro y periferia. Bilbao no puede permitirse caer en esa dinámica por su estructura urbanística ni por su configuración demográfica ni por su modelo de actividad. Estos tres aspectos que caracterizan a la capital vizcaina son a la vez un riesgo y una oportunidad. La estructura urbanística fácilmente podría favorecer esa diferenciación por meros condicionantes orográficos que distanciarían el centro en el eje de la ría de los barrios altos. La configuración demográfica puede fácilmente desplazar a la población más joven también al entorno y el modelo de actividad podría deshabitar el centro como les ha sucedido a otras ciudades administrativas y de servicios al llegar el fin de semana. Sin embargo, estas mismas características pueden ser un activo. La accesibilidad que busca el Plan de Barrios es una herramienta de cohesión entre el centro y la periferia que a la vez permite a esta salvaguardar sus características específicas sin perder el ritmo del desarrollo urbanístico del conjunto. De igual modo, un modelo urbano descentralizado, en el sentido de dotar a los barrios de servicios y otros mecanismos de suficiencia, acerca las condiciones de vida del centro y la periferia equilibrando social y demográficamente el crecimiento de la ciudad en las próximas décadas. Por último, Bilbao dista de ser una mera ciudad dormitorio ni una estructura urbana de servicios. Sus barrios, desde Indautxu y Abando a Txurdinaga, compaginan una vida social, una oferta de ocio y deportiva y un tejido comercial que son palancas de crecimiento de cada uno de ellos y del conjunto. No se puede disponer de un Euskalduna en cada barrio, como no se puede disponer de un Parque Europa,pero desarrollar la conectividad, las políticas de proximidad y la dotación de servicios públicos servirá para que fluya el efecto enriquecedor de los vasos comunicantes entre ellos. El trabajo no está hecho porque el equilibrio no es el punto de partida sino de destino, pero merece el compromiso de todos. Discrepar lealmente es lícito y enriquecedor, pero aportar es imprescindible.