eL recurso de la Fiscalía a la sentencia de la Audiencia Nacional que descartó que la agresión a dos agentes de la Guardia Civil en Altsasu fuera un delito de terrorismo para insistir precisamente en que fue un acto de terrorismo y reclamar de nuevo penas de entre 12 y 62 años para ocho jóvenes es solo un despropósito más en el cúmulo de despropósitos que jalonan este montaje policial y judicial. El recurso de la Fiscalía vuelve a describir una realidad social inexistente en Altsasu y en el conjunto de Nafarroa y trata malamente de colar a la desesperada las siglas de una ETA que ya ha desaparecido retrocediendo a décadas atrás para mantener el montaje de la tipificación penal de terrorismo. Si ya el juicio puso en evidencia la falta de pruebas objetivas que pudieran demostrar las acusaciones y la participación de los jóvenes en los hechos juzgados, las argumentaciones de la Fiscalía solo inciden en ese contexto de imaginativas creencias del fiscal sin aval probatorio alguno. Alegar que ETA se ha disuelto por la puesta en marcha de este procedimiento judicial contra ocho jóvenes de Altsasu, como afirma la Fiscalía como argumento, no solo es una falsedad objetiva demostrable por los hechos de los últimos 10 años, sino que sitúa en toda su crudeza la falta de pruebas que avalen haber trasladado este caso a juzgar a la Audiencia Nacional. Incluso que avalen el relato de los hechos de la propia sentencia de la Audiencia nacional que les condenó a penas de 5 a 10 años de cárcel. Nada de lo que dice la Fiscalía en su recurso tiene que ver con lo que pudiera ocurrir esa madrugada de hace más de año y medio en un bar de Altsasu y mucho menos tiene que ver con lo ocurrido durante el juicio, donde lo más claro de los 15 días de testimonios y declaraciones de testigos, víctimas e imputados fue que ni siquiera quedó claro que los hechos ocurrieran en la dimensión siquiera de desórdenes públicos. A dos días de la convocatoria de una nueva manifestación en las calles de Iruñea para denunciar la desproporción de las penas impuestas y reclamar el derecho a un juicio y una sentencia justa, el recurso de la Fiscalía solo puede entenderse como una nueva provocación. La Fiscalía, que no aportó pruebas que pudieran confirmar sus estrambóticas tesis, obvia, como si no hubieran habido un juicio, que las sesiones desvelaron contradicciones, errores, irregularidades y muchas sombras sobre sus tesis y sobre la instrucción de este caso, además de evidentes pruebas de indefensión para los acusados.