Según informes de la UE, la presión fiscal efectiva en España es seis puntos porcentuales inferior a la media de la UE 27. Siendo en 2013 el PIB 1,393 billones de euros, esa diferencia de presión supondría unos 84.000 millones que no se recaudan. Si, además, según estudios solventes, el fraude fiscal estimado está entre los 45.000 y 90.000 millones, es obvio que si España estuviera en la media de presión fiscal y se combatiera realmente el fraude, se podría evitar el grave impacto en los servicios sociales que afecta a la población más vulnerable. Ese es el efecto positivo de los impuestos elevados y justos en otros países con gobiernos honestos. En realidad, los tipos impositivos en España son equivalentes a los de la UE, pero con la corrupción, el amiguismo y la ineficiente inspección, la recaudación no se corresponde con la que debería. Por tanto, no son los tipos los que tendrían que elevarse, sino perseguirse con rigor y ejemplaridad la evasión fiscal, pero no tanto al que tiene que hacer equilibrios para sobrevivir, sino al delincuente que tiene su patrimonio en paraísos fiscales y, llegado el caso, Hacienda les favorece con amnistías. Sin olvidar el elemental silogismo fiscal: como el Gobierno tiene que recaudar para atender sus compromisos, si no lo exige a quienes se debe, tendrá que esquilmar a los que no pueden evadirse. Hay que actualizar la estructura impositiva bajo el principio de la capacidad económica. Ese objetivo se materializa potenciando los impuestos directos, que operan en función de las circunstancias personales del contribuyente. Los indirectos deberían rebajarse en tramos para las rentas inferiores. Así pagarían más los que ahora lo eluden. Habría que implantar un sistema fiscal moderno, progresivo y justo para que el coste de los servicios públicos sea soportado con equidad. En Euskadi y Nafarroa, según estudios de organismos independientes, la presión fiscal es superior a la española a pesar de los argumentos objetivos de los prestigiosos catedráticos centralistas y de Montoro, que consideran el Concierto y el Cupo privilegios.