El presidente del gobierno de España, el pontevedrés Mariano Rajoy, advirtió en la sesión definitiva del debate de investidura que “se mostraba dispuesto a ceder en lo que sea razonable”. Declaración de intenciones, la suya, que parece va a llevar a ningunear otra vez más la agenda vasca. Los de la calle Génova suelen manifestar machaconamente que el discurso nacionalista es más propio del siglo XIX que del XXI, lo que da lugar a lo siguiente: cerrazón y catenaccio en sus postulados (los del PP), así que pasen los años y las legislaturas. Es curioso que quien se erige en firme defensor del Estatuto vasco sea quien no lo quiere desarrollar, y es que desde el PP temen el traspaso de determinadas competencias. Resulta curioso de igual manera, que desde el PNV se reclamen pactos de Estado desde hace ocho años, habida cuenta de la crisis institucional, económica y social en que se halla inmersa España. El PP no es un partido pactista, a diferencia del jeltzale, y olvida que su sacrosanta Constitución española reconoce los derechos históricos del País Vasco,en su Disposición Adicional Primera, que los respeta y ampara, y que en el Estatuto de Gernika, en su Disposición Adicional única, se actualizan los derechos históricos. De un tiempo a esta parte se han puesto de moda términos como sorpasso o líneas rojas, idea esta última que impide a los nacionalistas periféricos de distinto cuño entrar en el gobierno de España, no vaya a ser que Ciudadanos se enoje. Esto me recuerda a la Ley Básica de Hong Kong, la miniconstitución por la que se rige la excolonia británica, que en su artículo 104 regula el requerimiento de profesar lealtad a China, de modo y manera que no se permitirá que nadie que abogue por la secesión de Hong Kong acceda a instituciones gubernamentales. Si a C’s les dejas acaban copiando el modelo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong.
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