Todo comenzó con un pequeño frasco de perfume que su padre Armando le regaló en el rastro de Bilbao cuando era apenas una niña de seis años. Aquel gesto sencillo y entrañable despertó en la vecina de Durango Laura Rodríguez una pasión que, con el tiempo, se transformó en una cuidada colección de aromas e historias. Juntos, padre e hija recorrieron pueblos, antiguas perfumerías y droguerías en busca de fragancias únicas y frascos especiales. Hoy, esa afición nacida en la infancia se convierte en una exposición. En homenaje a su padre, la exposición lleva su nombre. Bajo el título 'Armando la Historia del Perfume', el Museo de Arte e Historia de Durango acoge una propuesta cultural singular que invita a la ciudadanía a realizar un recorrido sensorial y emocional por más de un siglo de historia del perfume y la cosmética. “Con esta exposición he cumplido mi sueño porque pensaba que nunca se iba a hacer realidad; no me lo creo, es increíble, se ha cumplido”, explicó feliz la durangarra.
En lo que a la muestra se refiere, reúne una cuidada selección de frascos de perfume, polveras, labiales y otros productos de maquillaje que abarcan desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990. Se trata de una parte excepcional de la colección personal de Laura Rodriguez, que a lo largo de los años ha reunido estos objetos cargados de memoria, estética y valor histórico. Organizada en bloques cronológicos, la muestra permite apreciar cómo han evolucionado los ideales de belleza, los valores sociales y las tendencias culturales a lo largo del tiempo, a través de objetos que funcionan como verdaderas cápsulas del pasado. “Los perfumes que expongo en aquella época eran de ricos y solamente se lo podían permitir unos pocos privilegiados; menos mal que luego el perfume se democratizó. Entonces existían las droguerías donde iban mis amamas; acudían con un frasquito cuando se podía para comprar colonia que les duraba años”, recuerda con nostalgia aquella realidad.
Complemento invisible
En la actualidad, Laura puede tener una colección con cerca de 1000 perfumes. Toda una vida coleccionando “el complemento invisible”, así lo define. Su preferido de la exposición es el Asora de Deletrez, un perfume parisino de últimos del siglo XIX. A la hora de decantarse por uno para uso personal, “me quedo con los que venden ahora de Abu Dahbi porque tienen la esencia de antes; te echas dos gotas y perdura todo el día”, asegura la experta a sus 45 años.
En cuanto a su regalo preferido, no tiene dudas. Lo que siempre la hace sonreír a Laura es un perfume. En cada cumpleaños, Navidad, sabe que entre los papeles de colores la espera una nueva fragancia por descubrir. Porque para ella, cada perfume es mucho más que un olor: es una emoción, un recuerdo, una pequeña cápsula de felicidad embotellada.
La muestra disponible ya en el Museo de Arte e Historia de Durango recoge paneles informativos donde explican cómo tras la Primera Guerra Mundial, los años veinte trajeron una explosión de libertad, creatividad y sofisticación. El perfume se convirtió en símbolo del nuevo espíritu femenino: más independiente, urbano y atrevido. Es la época del Art Déco, con frascos geométricos, líneas elegantes y una estética refinada.
Enmarcado dentro de la exposición, se han programado dos catas olfativas dirigidas a grupos reducidos, por lo que será necesaria inscripción previa o llamando al 946 03 00 20. La primera tendrá lugar el miércoles, 10 de septiembre (18.00 a 19.30 horas): De la Belle Époque al Art Decó: Los orígenes del lenguaje perfumado (1890–1940) y la segunda el 17 de septiembre (18.00 a 19.30 horas): Del glamour a la nostalgia: El perfume como espejo del siglo XX (1940–1990).