En España no hay familia que no tenga un número 1. Antaño, la manera de mostrar la categoría social era algo tan tosco como tener más dinero que los demás. Pero lo bueno que tiene la aristocracia es captar los signos de los tiempos. Era una vulgaridad y signo de nuevos ricos mostrar la riqueza de manera insultante. Ahora son los hijos los que les dan prestigio, exigiéndoles ser número uno en algo. Nos honran con esa distinción Mario Conde, número 1 en las oposiciones a abogado del Estado, aunque no debía ser tan lumbrera, pues está más en la cárcel que en la calle. Otro es Luis de Guindos, número 1 en las oposiciones a economistas del Estado. Su currículum es de envidiar: fue delegado de Goldman Sachs para España y Portugal meses antes de quebrar como el banco más sólido del mundo. En reconocimiento a sus méritos, Rajoy le nombra ministro para desatascar la quiebra del sistema financiero español y lo logra con un crédito de 100.000 millones de euros. Aseguró que no costaría ni un euro el rescate a la banca, aunque ya ha tenido que insuflar más de 50.000 millones en efectivo, más avales y garantías por 170.000 millones. O sea, un genio. Pero los números 1, además de lumbreras son fieles a sus amigos, pues le buscó un apaño al también economista del Estado, José Manuel Soria. Le propuso para director ejecutivo de Banco Mundial, con un sueldo de 220.000 euros al año libre de impuestos. Pero a veces los números 1 van sobrados y no se fijan en minucias. Soria tiene un historial glorioso de mentiras, de evasor y de incompetente como ministro de Industria. Le han cazado y el hombre ha tenido que renunciar. Se limitará a cobrar los 8.000 euros como exministro. Ahora De Guindos nos deleita con su obra literaria que se convertirá en texto de las facultades de Económicas. Su título: España amenazada. De obligada lectura como libro de cuentos...