Sin gobierno y sin perspectivas
Casi un mes después de las elecciones, las posiciones y la situación interna de los partidos nopermite atisbar acuerdos de gobernabilidad más allá del oscuro pacto de la Mesa del Congreso
Apunto de cumplirse ya un mes desde la celebración de las elecciones generales del 20-D, las posibilidades de pactos entre los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados y, en concreto, para garantizar un gobierno estable en el Estado no han avanzado un solo centímetro y, lo que es peor, no hay visos realistas de que, si no cambian drásticamente las actitudes, pueda llegarse a un acuerdo en un plazo razonable. Pese a que esta próxima semana se abre el periodo previsto en la Constitución para las consultas de los líderes políticos con el jefe del Estado -que, escuchados los distintos planteamientos y posicionamientos, es quien legalmente debe proponer la formación de gobierno a quien considere que reúne más condiciones-, las formaciones mantienen diferencias aparentemente insalvables, agravadas, en algunos casos, por la propia situación interna de algunos partidos -como en el PSOE- y por la dinámica de abierta confrontación con la que están afrontando la enrevesada situación abierta por los resultados de las urnas. Ya la sesión de constitución del Congreso celebrada el miércoles pareció una prolongación de la campaña electoral, con escenas más propias de la mera propaganda y la pose habitual de los platós de televisión, donde algunos líderes se sienten tan cómodos, que de una asamblea parlamentaria. El único acuerdo, tan peculiar como oscuro, fue el reparto en la composición de la Mesa, con la ascensión de Patxi López a la presidencia y la marginación de los grupos nacionalistas, lo que da idea de por dónde puede ir la legislatura, si es que termina de arrancar. Un pacto que nadie ha explicado de verdad aún, porque cada una de las partes implicadas (PP, PSOE y Ciudadanos) lo cuenta de una manera, y que no parece realmente una muestra de la nueva forma de hacer política y de transparencia que tanto se ha vendido. De igual modo, la formación de los grupos en la Cámara está generando conflicto y es una prueba más de la necesidad urgente de cambios normativos, en este caso del reglamento, y de actitud de los partidos, unos porque siguen sin entender la plurinacionalidad del Estado y otros -como Podemos- porque pretenden sacar más tajada de la que les corresponde. Así las cosas, la investidura, si la hay, queda aún lejos y puede retrasarse sine die. Otra cosa es que el país pueda permitirse seguir sin gobierno y sin perspectivas durante meses.