EL año que acaba de finalizar ha sido, en términos de creación de empleo, el mejor en Euskadi desde que se iniciara la crisis en 2008. El número de parados registrados en las oficinas de Lanbide ha descendido en 15.754 personas con respecto a diciembre de 2014 y el de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en 20.730 cotizantes. Esta mejoría, que se produce con más fuerza que en el Estado español por primera vez en estos años, ha venido acompañada, además, de un crecimiento en el número de nuevos autónomos y empresas, lo que hace que, como ha afirmado el consejero de Empleo del Gobierno vasco, Ángel Toña, pueda ser interpretada como un síntoma de la recuperación de la economía y el empleo en nuestra Comunidad. Son datos positivos, sin duda, que empujan al optimismo y que, según todas las previsiones, se mantendrán en 2016. Estas luces, no obstante, no deberían llevar a nadie a la euforia pues la demanda de empleo sigue siendo un problema grave entre nosotros, con más de 150.000 parados buscando un puesto de trabajo. Si a ello sumamos que las personas que más tiempo llevan desempleadas son quienes más dificultades están teniendo para acceder a un empleo y que la mayor parte de quienes lo consiguen lo hacen en condiciones precarias, quedan claramente definidos los retos que la creación de trabajo en la economía vasca tiene planteados. Aunque la coyuntura apunta tintes positivos para el presente año, tampoco es la mejor de los posibles: el crecimiento de la economía mundial tiene planteadas algunas sombras en China y los países emergentes y no hay síntomas que hablen de un crecimiento importante y sostenido de la actividad económica. Por otro lado, en lo que respecta a la economía vasca, junto a empresas competitivas y bien posicionadas en los mercados internacionales, tenemos otro buen número de ellas con dificultades para hacer frente a la descapitalización y al endeudamiento que han contraído durante estos años de crisis, de las que no cabe esperar de momento ni una mejora de las condiciones de contratación ni el reclutamiento de nuevos trabajadores. Este es el panorama del empleo en Euskadi, con visos positivos pero aún complejo y que deberá contar con el compromiso de administraciones, responsables empresariales y agentes sociales para contribuir a su mejora y consolidación.