LA negativa de la CUP a apoyar la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat vuelve a situar la política catalana en una encrucijada insospechada y no resulta fácil predecir qué consecuencias se derivarán de ella. No obstante, y a la espera de que el propio Mas informe de sus próximas decisiones, es posible deducir que algunos de los hechos que han caracterizado las relaciones políticas y las decisiones institucionales en los últimos tiempos difícilmente se repetirán. La unidad de los partidarios de la independencia, por ejemplo, se ha visto superada por decisiones que no dejan lugar a la duda: en adelante, ninguna iniciativa soberanista que tenga a Artur Mas como protagonista podrá dar por hecho de forma previa el apoyo de los representantes de la CUP. Así mismo esta fractura en el bloque independentista limita la credibilidad y las posibilidades de desarrollo de nuevas iniciativas soberanistas y pone en entredicho la propia mayoría absoluta de escaños que los partidarios de la independencia proclamaron tras las últimas elecciones catalanas como argumento en favor del proceso que se proponían impulsar. Es muy posible, por tanto, que los próximos acontecimientos que tengan lugar en la política catalana terminen dando como fruto acuerdos entre fuerzas diferentes a las que configuran la mayoría actual y que, como consecuencia de ello, el proceso catalán termine discurriendo por veredas que no eran las previstas inicialmente. En todo ello tendrá un papel decisivo la opinión que los ciudadanos de Cataluña expresen a través de su voto en una nueva convocatoria electoral que se presume próxima. Llegados a este punto, y ante las dificultades que las fuerzas políticas están mostrando para llegar a acuerdos en el Parlament, unas nuevas elecciones para elegir la cámara legislativa y el presidente que debe salir de ella se presentan como una buena oportunidad para desbloquear la provisionalidad que paraliza a la actividad institucional catalana. Cada fuerza tendría la oportunidad de hacer valer ante la sociedad las razones que le han llevado a actuar como lo ha hecho y podría presentar las líneas de actuación que le gustaría impulsar para lograr la satisfacción de las aspiraciones nacionales, políticas y sociales que demanda la ciudadanía. Si todo ello abriera la posibilidad de llegar a acuerdos más amplios se habría dado un paso importante.
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