LA ciudadanía vasca está hoy convocada a las urnas en unas elecciones generales trascendentales para el presente y el futuro de Euskadi, pese a que nuestro país -y con él, la realidad, intereses, derechos y anhelos de las personas que lo habitan, es decir, de los vascos- ha estado clamorosamente ausente de la campaña electoral de los grandes partidos -los viejos o tradicionales y los nuevos o emergentes- que se disputan el poder en el Estado. Y, sin embargo, Euskadi se juega mucho en estos comicios, unos de los más inciertos y reñidos pero también de los más importantes y decisivos desde 1977, donde todo está por decidir y donde la sociedad diseñará unas nuevas instituciones -Congreso y Senado- en una incierta y naciente situación política y social que obligará a un diálogo multipartito y -ojalá- a alcanzar acuerdos de estado que -esta vez sí- sean realmente democráticos y respetuosos con la pluralidad ideológica, social y nacional.
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