Sanidad y salud
Solemos equiparar con frecuencia ambos conceptos, aunque no son, y menos en este momento, lo mismo. Les cuenta esto uno que cree entender algo al menos después de casi 35 años de ejercer la profesión médica.
Los medios técnicos de diagnóstico y tratamiento para las diversas patologías han aumentado considerablemente, pero no así nuestra salud. La medicina oficial se ha centrado y se aplica casi exclusivamente en lo externo, especialmente en el uso de los medicamenteos.
Deciros que no me considero un fundamentalista en este aspecto, ni rechazo en su totalidad el concepto de medicina que desarrollamos, aunque sí considero necesario integrar en la función terapéutica otras vías distintas a las exclusivamente externas, físicas o medicamentosas.
Nuestra labor médica consiste en diagnosticar bien y en curar después, pero no puede quedarse ahí, pues deberá ayudar después, también, a la labor sanadora del paciente. Y esta labor sanadora, implica -si no queremos perdernos en aplicar recursos a la postre inútiles- la participación inexcusable del enfermo.
Gestionar la Sanidad, no es insistir en el hipercontrol, ineficaz -pues además de condenar al profesional sanitario a una labor administrativa y burocrática que le sobrecarga y despista de su función sanadora, también aleja al paciente de su propia responsabilidad-, sino en simplificar la labor asitencial y garantizar el proceso completo de sanación.
Y para sanar nuestros cuerpos y mentes, que no se nos olvide, también hemos de sanar nuestras emociones. Esos aspectos personales, familiares, laborales y sociales que cada día chirrían más, y no solo por falta de tiempo, como pensamos, sino de consciencia.