LA tercera jornada de alerta por amenaza terrorista en nivel 4 en Bruselas, primer día laboral en que se imponía el estado de emergencia con el cierre de colegios, universidades, comercios, bancos y mercados y la suspensión del servicio de metro y de trece líneas de autobús, da medida de la fragilidad de las estructuras de seguridad ante una violencia indiscriminada y suicida que provoca en la sociedad europea un miedo creciente, abonado por la incomprensión de lo irracional.

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