DAVID ante Goliat. El pequeño planta cara al grande. El pobre desafía al rico. Democracia frente a chantaje. Soberanía contra imposición. Esas son las oposiciones que muchos han utilizado durante las últimas semanas para retratar el conflicto entre Grecia y la antigua Troika. Pero todas ellas expresan una monumental falacia. A mi parecer, todo se reduce al simple hecho de que Grecia no ha cumplido sus compromisos. Está obligada a cumplir lo acordado y, si no puede hacerlo, tiene dos opciones: incumplir los acuerdos y asumir las consecuencias, o tratar de alcanzar nuevos acuerdos, pero bajo la premisa obvia de que no se encuentra en condiciones de exigir nada a sus acreedores.
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