No sé que tendrá el FMI, pero sus últimos directores y su directora actual se han visto salpicados por los escándalos. Puede que al acceder al cargo de directores del FMI se hayan contaminado con algún virus maligno, que se manifiesta de distintas maneras. En el caso de Dominique Strauss-Kahn, el virus fue de tipo Viagra, porque el buen señor por donde pasaba y divisaba una señora se ponía como una moto, como cuando fue detenido en Lille en febrero del 2012 y acusado por un presunto caso de proxenetismo y desvío de fondos. Posteriormente, en diciembre, fue acusado de agresión sexual por una camarera del hotel Sofitel de Nueva York. Christine Lagarde, actual directora del FMI es una dama de gustos caros, en especial joyas y ropa. El virus atacante en su caso fue de tipo económico, en el 2011 estuvo investigada por abuso de poder por su rol en un arbitraje valorado en 403 millones de euros a favor del empresario Bernard Tapie. Rodrigo de Rato Figaredo fue vicepresidente del gobierno y presidente del FMI de 2004 a 2007. No sabemos si ya era portador del virus o cuando llegó al FMI se contaminó, pero en estos últimos años debió de atacarle fuertemente, con la salida a bolsa de Bankia (campanilla incluida) y por las famosas tarjetas black. En estos días se le investiga por presuntos delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal y alzamiento de bienes. Los investigadores han registrado su despacho haciéndose cargo de documentación y vaciando los ordenadores, según diversas informaciones de prensa. Yo les aconsejaría a los investigadores, que tratasen de localizar los famosos cojines que dejó en la puerta de una tienda de arreglos de Gijón para que se los cosieran, y la señora de la tienda al ver que no los recogía se los dio a una ONG. Puede que dentro de esos cojines esté el quid de la cuestión, pues el cabreo que cogió el señor Rato al ver que los cojines habían desaparecido, es para pensar que algo valioso había en el forro de los cojines.
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