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Ambulancias de Osakidetza

El pasado 14 de abril ocurrió un desagradable episodio con el superavanzado y moderno servicio de ambulancias del Servicio Vasco de Salud. Con el fin de trasladar a Cruces a una persona de 93 años, una magnífica y moderna ambulancia de la DYA, con el suficiente personal preparado y adecuado, realizó un traslado civilizado, eficaz y propio de un país avanzado, incluido la bajada en camilla desde el primer piso en el que vive. El regreso fue como una película de Berlanga. Enviaron una ambulancia perteneciente o contratada por el Servicio Vasco de Salud, solo con el chófer y con la camilla ocupada por otro paciente. Advertido el conductor de que la paciente no podía ir sentada por la dolencia que padecía, se pidió una ambulancia dotada con camilla desocupada. Transcurrida más de una hora, apareció la ambulancia con su correspondiente camilla libre, pero solo con el chófer y sin ayuda para subir a la paciente al primer piso donde reside. Advertida de la situación la persona que coordina estos servicios, le dieron la orden al chófer de que hiciera el traslado, que mandarían al domicilio de la paciente otra ambulancia con medios y personal suficiente para subir a la enferma a su domicilio. Una vez llegados al destino y esperar mas de cuarenta minutos dentro de la ambulancia, con un calor insoportable, viendo que la ambulancia prometida no aparecía y la paciente se podía poner peor, se decidió que con la ayuda de una vecina, la acompañante de la enferma y el chófer de la ambulancia, subieran a la enferma a su domicilio, con la consiguiente falta de seguridad al realizar el traslado, sin medios y con personas no cualificadas para estos menesteres. La imagen dada por el Servicio Vasco de Salud en esta y otras situaciones parecidas, es deprimente y tercermundista.