A mi pobre entender, dos métodos o sistemas se han usado a lo largo de los tiempos, uno represor y otro preventivo.

El método represor da a conocer las leyes o normas y la mirada del superior debe ser amenazadora, inquisitiva, malintencionada. Este sistema es fácil, poco trabajoso, que tienen que recordar las leyes y prescripciones.

Diverso, y diría opuesto, es el precautorio, preventivo o vigilante que consiste en dar a conocer las prescripciones y reglamentos y vigilar a los alumnos de manera solícita, como padre amoroso, hablar, servir de guía, dar consejos, ser amable (aunque te fastidie) y poner a los alumnos, prácticamente, en la imposibilidad de faltar. Este sistema descansa sobre todo en la razón, en el amor y excluye por consiguiente todo castigo violento y procura alejar aun los suaves. Este es mucho más difícil, claro.

He sido cuarenta y un año profesor en Bizkaia, en primaria e Instituto los Inspectores salvo alguna excepción jamás me apoyaron, al contrario. Allí contaba solo oposiciones, sustituto, malas artes, revanchismo. Es triste pero es así. También es una obligación relatarlo. No hay que pecar por omisión. Ya sé que lo escribo cuando un compañero de Barcelona ha caído, abatido por un niño de trece años. Es posible que no tenga relación. ¿O sí?