Tejiendo voluntades
Al igual que el año pasado animé y aplaudí a las persona que lograron, a iniciativa de Gure Esku Dago (GED), reunir a más de 150.000 personas de distinta edad y condición en una cadena humana que unió Durango con Iruñea, hoy vuelvo a hacerlo con brío renovado. Aquel acto simbólico mostró al mundo los sentimientos de un viejo pueblo, reclamando pacíficamente los deseos de elegir su futuro en libertad. Mirando aquella fiesta reivindicativa, desde la lejana cercanía y de cara a los retos futuros en los que está implicado GED, estimulo a los artífices de aquel evento a seguir aglutinando a gentes inquietas en torno al ideal de autodeterminación, ya que los logros que sin duda llegarán, no nos los regalarán. Vendrán dados como resultado del empeño y la presión que le pongamos todos juntos. Aquel hito que por primera vez integró emociones, complicidades, amistades e ilusiones olvidadas, entre las gentes inquietas y desengañadas por la obstinación y las falsas promesas de los políticos, supuso para muchos de los activistas pacíficos un potente haz de luz que nos iluminó un camino de esperanza. Mirando al futuro, animaría a seguir trabajando y exigiendo ese derecho histórico que nunca nos ha sido reconocido. El nuevo desafío que GED tiene en 2015 tendrá su punto culminante el 20 de junio, con manifestaciones en las cuatro capitales de Hego Euskal Herria, cuando, con trozos de tela cosidos y personalizados entre todos, crearemos urnas gigantes bajo el lema Tejiendo voluntades, que simbolizará el sentimiento popular de mostrar al mundo los deseos que le asisten a Euskadi para decidir su camino.