Democracia integral, auténtica y solidaria
VIVIMOS momentos muy difíciles y complicados de nuestra existencia. La gran crisis económica-financiera impulsada y consentida por los poderes fácticos inspirados en un capitalismo sin alma, sin escrúpulos, con una máxima: el máximo beneficio a cualquier precio, a lo bestia. No importa el hambre, la miseria, los desahucios en masa, la reducción o eliminación de las prestaciones sociales más básicas? Al contrario, esa es la receta derivada de las medidas que impulsa la troika (FMI-BCE-Comisión): La austeridad para los sectores populares de la sociedad. La corrupción, el fraude fiscal, la fuga de capitales, el enriquecimiento desmesurado? eso no importa y, por tanto, ni se mencionan dentro de las medidas a tomar con urgencia.
Esto constituye un verdadero escándalo, una vergüenza. Es la antidemocracia. No es admisible.
La gran contradicción: ricos y pobres Efectivamente, es inadmisible que en plena crisis los poderes económicos, grandes corporaciones, bancos, y las personas ubicadas en su seno y entornos, se hayan enriquecido más mientras los sectores más populares se hayan empobrecido hasta límites insostenibles. O sea, que el resultado de la crisis, hasta ahora, es que los ricos son más ricos, en algunos casos escandalosamente más ricos, y los pobres y sectores de la sociedad más próximos, más pobres, con peores expectativas de futuro.
La pregunta es sencilla: ¿Cómo es posible que la gran mayoría de los votantes, que están ubicados en estos sectores de la sociedad, es decir, los que más votos otorgan a los partidos políticos que forman los parlamentos y gobiernos y establecen las leyes y normas, sean los destinatarios de las medidas antisociales y antihumanas? ¿Es posible que se vote a los que infringen los derechos básicos de las personas?
No vale culpar a la troika y, más concretamente, a la señora Merkel, de las medidas que se toman en cada Estado de la Unión por exigencias de la troika, no. Los responsables de los ajustes, a veces salvajes, que se realizan son exclusivamente los gobiernos de los estados afectados y, eventualmente, los parlamentos que los apoyan. O sea, en España han sido los gobiernos del PSOE primero y después del PP los que han venido aplicando, sumisa y devotamente las instrucciones de la troika, sin rechistar, de forma humillante. Las medidas tomadas y los disparates del PP están recientes y en la memoria de cualquier persona informada. Pero no conviene olvidar que el PSOE hizo exactamente lo mismo cuando estuvo en el gobierno: el desempleo alcanzo a 5.290.000 millones de personas a finales de 2011 (El PP inició su gobierno el 22 de diciembre), hubo recortes de pensiones, de salarios en los funcionarios y de prestaciones sociales, etc. Fue un verdadero desastre. Luego, vino el PP con sus promesas; que no solo no mejoró, sino que consolidó el desastre.
El sistema democrático sustentado en el voto de la ciudadanía no puede estar sometido, de ninguna manera, a los poderes fácticos, económicos, grandes corporaciones, banca y mercados. El gran poder al que debe dar cuentas el sistema es la ciudadanía. Los gobiernos democráticos, los políticos elegidos por la ciudadanía, no pueden, no deberían poder, tomar ninguna decisión, que vaya en contra del interés general, del bien común, de los derechos humanos? porque es ir en contra de las personas, de las familias, de la educación, de la cultura, del desarrollo integral y de todos aquellos entornos que hacen posible el bienestar.
Los recursos evidentes Cuando se plantean situaciones especiales que requieren ajustes económico/financieros, debe recurrirse en primer lugar a donde están los excedentes: paraísos fiscales; fraude fiscal; grandes corporaciones; banca? y solo entonces restringir/retrasar gastos. En ningún caso puede recurrirse al incumplimiento de derechos básicos. Ninguna medida puede considerarse válida, si restringe derechos fundamentales como ha ocurrido y sigue ocurriendo en estos momentos.
Es necesario acabar con la práctica de los partidos políticos que han ocupado el gobierno de España en los últimos 33 años, PSOE y PP, consistente reiteradamente en doblegarse sumisamente a los intereses del capital en sus diversas variantes; en actuar de forma autoritaria y verticalista incluso dentro de sus propias organizaciones; en ignorar los derechos de la ciudadanía, de las personas tomando decisiones que les perjudica gravemente. Y un amplio etcétera, que les invalida para seguir gobernando.
Sería deseable que estos partidos queden al margen de las alternativas de gobierno en cualquier lugar del Estado español. Y se requerirá tiempo suficiente, para sanear y limpiar podredumbres, para impulsar instituciones y medios que permitan evitar los grandes males que se han venido esparciendo por todas partes allí donde han gobernado (fraude fiscal, corrupción galopante, clientelismo, sumisión al capital y a los poderes fácticos, mezcolanza de poderes...)
El sistema democrático requiere más que partidos políticos y los parlamentos correspondientes. Es indispensable la participación de la ciudadanía de forma activa y permanente. Se trataría de institucionalizar instrumentos y medios para su participación, a la que se sumarian a los sindicatos de clase ya existentes.
Los políticos elegidos para representar a la ciudadanía deberían someterse al control y seguimiento de los ciudadanos para revisar el cumplimiento de los programas y objetivos que plantearon en la campaña electoral en cuestión. Y asimismo proceder a consultar a quienes les eligieron antes de emitir su voto sobre medidas que pudieran perjudicar seriamente a la ciudadanía, por infringir derechos básicos.
Es evidente la dificultad que entraña alcanzar este estadio en la democracia. Sin embargo, es preciso trabajar y luchar para alcanzar el nivel suficiente. Para lo cual es indispensable extender el sistema a todos los ámbitos de la sociedad: familia, escuela, universidad, sindicatos, partidos políticos, organizaciones de todo tipo? Toda la sociedad tiene que estar impregnada del modo democrático auténtico y no solo formal. La repercusión positiva sería enorme en todos los ámbitos.
Euskadi-Euskal Herria Aquí, en nuestra tierra, estamos bastante mejor situados que España, también en materia democrática. No digamos en el área de la corrupción. En la CAV, no existe corrupción institucionalizada, organizada, sistemática, partidista? Se ha dado algún caso, como en cualquier organización privada o pública en la que siempre pueden presentarse irregularidades diversas aunque haya que tratar de evitarlo al máximo. Euskadi-Euskal Herria libre, sería, sin duda alguna, un lugar en donde el desarrollo democrático pleno podría hacerse realidad. Ojalá lo podamos constatar sin que transcurra demasiado tiempo.