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Tiempo de recortes y de fobias

El recorte económico al conjunto de las actividades e instituciones de índole cultural que se recoge en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado no resulta inocuo si atendemos a las que se verán más castigadas el próximo año

RESULTA innecesario, a estas alturas de la crisis, incidir en la explicación de la estrategia de recortes presupuestarios que mantiene el Gobierno de Mariano Rajoy. Es una línea de acción conocida, con la que se puede discrepar o coincidir en mayor o menor medida pero que está contextualizada en un momento de apreturas de las que no escapa ninguna administración.

No obstante, esta premisa no impide poder introducirse en los entresijos de las cuentas del Ejecutivo del PP y detectar en ellas el reflejo de un cierto juego de prioridades que resulta sospechoso. Es conocido que los ajustes de las cuentas públicas obligan a apretar el cinturón en los capítulos que el gabinete de Rajoy considera menos fundamentales. Todas las administraciones han tenido que pasar por ese trago desagradable en el que capítulos que merecerán mayor promoción a la menor oportunidad de una holgura económica se ven relegados para poder mantener el gasto en los servicios públicos fundamentales -educación, sanidad y servicios asistenciales y aquellos paliativos de las consecuencias de la crisis-. En esa partida han perdido por encima de la media las dotaciones a la cultura, lo que ya es indicativo pero, dentro de ellas, se detectan ciertas fobias.

No parece casual que las cuatro instituciones culturales de todo el Estado que sufren un mayor recorte porcentual de recursos asignados por el ministerio en la comparativa de los últimos cuatro ejercicios sean, por este orden: el Institut d'Estudis Catalans (-72% de fondos asignados), la Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia (-70,6%), el Mercat de las Flors (-64,7%) y el Palau de la Música (-62,7%).

El conjunto de instituciones, públicas y privadas, padecen la rebaja de dotaciones pero el castigo es mayor a las catalanas y vascas -hace un par de días denunciaba la ABAO el maltrato presupuestario respecto a entidades similares del Estado-. La lengua vasca y la catalana no se consideran un bien a preservar ni es una prioridad cultural para este Gobierno español; resulta evidente por la política lingüística que desarrolla y el trato desigual, cuando no lesivo, que les aplica. El PP español está lejos de querer al euskara y los euskaldunes del PP vasco no parecen tener voz o sensibilidad suficiente para trabajar por que, al menos, se le respete.