Quien calla, otorga
La actitud de los 'populares' al rehuir comparecencias, anular actos, eludir exigencias parlamentarias y evitar responder a la opinión pública sobre el 'caso Bárcenas' evidencia aún más la magnitud de la crisis que sacude al PP y a su gobierno
LA ya incontenible deriva del caso Bárcenas apunta a consecuencias políticas más allá de la imprescindible asunción de responsabilidades que el Partido Popular y el Gobierno de Mariano Rajoy se resisten no ya a depurar sino tan siquiera a contemplar. Hay motivos ciertos. Por un lado, está el conocimiento de que escándalos ínfimos en comparación con la más que presunta financiación ilegal del PP y actuaciones personales para nada equiparables al más que supuesto enriquecimiento personal de políticos populares y al muy posible cobro de sobresueldos ilegales por miembros de un gobierno han costado el cargo a responsables ministeriales en, solo por ejemplo, Francia, Gran Bretaña o Alemania. Y, por otro, se encuentra la reiterada actitud de gobierno y partido populares al permitirse rehuir comparecencias, anular actos, eludir exigencias parlamentarias y evitar responder a la opinión pública -cuando no en la negación de la evidencia- para no afrontar un escándalo de proporciones que desbordan de forma nítida los anteriores -caso Naseiro en el PP o caso Filesa en el PSOE- ligados a los problemas de financiación de los dos grandes partidos políticos de ámbito estatal. Con la desmedida desvergüenza de al mismo tiempo presentar y pretender consenso para aprobar una Ley de Transparencia que, sin embargo y en cualquier caso, se antoja imprescindible, bien sea en sus actuales términos o en otros más exigentes. No se trata, en realidad, de que el extesorero (y exsenador) Luis Bárcenas trate o no de chantajear a su partido o de si en el fondo de ese chantaje se encuentran las luchas internas por el poder en la formación popular, sino de la actitud de sus dirigentes: primero negaron el origen del caso, la trama Gürtel, hasta que la relación fue evidente; después, protegieron a Bárcenas hasta que la labor del juez Ruz acabó por hacerlo imposible; luego, utilizaron el y tu más para defenderse atacando a un PSOE tampoco exento -el caso de los ERE- de sus propias responsabilidades; posteriormente, negaron veracidad y relevancia a las informaciones que documentaban los sobresueldos a miembros relevantes de todos los sectores del partido y al propio presidente del Gobierno hasta ahora que dicha negación ha perdido base con la aparición de los asientos contables originales; y, finalmente, al constatar que todo ello es inútil, se escudan en el absoluto silencio y en su mayoría absoluta. Pero quien calla, otorga.