CUANDO se cumple el ecuador de la actual legislatura municipal tras dos años de gestión de los nuevos ayuntamientos vascos surgidos de las elecciones de 2011, el balance de este periodo está absolutamente mediatizado por la crisis económica y la administración que de la misma y de sus consecuencias han tenido que realizar los consistorios. Sobre todo, porque han debido afrontar esta delicada situación, de forma generalizada, disponiendo de muchos menos recursos económicos para atender a una multiplicación de casos de mayor urgencia y necesidad de sus ciudadanos. Para ello, los municipios -más allá de su color político- han tenido que priorizar políticas y planes, renunciar a proyectos menos urgentes y apostar decididamente por la solidaridad y por paliar en la medida de lo posible las necesidades de los más desprotegidos. Sin embargo, aunque la crisis y sus efectos han caracterizado y van a seguir marcando el día a día de la vida municipal, hay otros aspectos de gestión sobre los que conviene colocar la lupa a la hora de hacer balance. Uno de ellos es la participación ciudadana en la toma de decisiones que, especialmente en el ámbio municipal, afectan de modo directo a los vecinos. Un terreno muchas veces pantanoso en el que algunas formaciones han jugado un papel irresponsable, ya que han hecho bandera de esa supuesta participación cuando estaban en la oposición pero, una vez en el poder, la han negado en el día a día, en una actitud de clara intencionalidad política que, a la postre, no hace sino desvirtuar el verdadero sentido de la implicación e intervención de los ciudadanos en los asuntos públicos. Porque no otra cosa es la participación ciudadana, esencia y razón del sistema democrático pero que necesita de instrumentos y cauces para su desarrollo que sean, lógica e inevitablemente, democráticos. En este sentido, los modelos que, en teoría, ha puesto en marcha Bildu en los ayuntamientos que gobierna -y cuya máxima expresión está comprobándose estos días en Gipuzkoa con la gestión de los residuos, aunque es extensible a Bizkaia en otros ámbitos- para esa participación ciudadana que tanto reclamaba son un ejemplo claro de utilización política para sus propios intereses y estrategia que nada tiene que ver con una sana intervención del pueblo en los asuntos públicos.
- Multimedia
- Servicios
- Participación