Rajoy y el tótem del déficit
La negativa a buscar un pacto de Estado desvela el empecinamiento del gobierno, la carencia de soberanía económica, una raquítica aptitud para el diálogo y el desinterés ante el problema del desempleo, relegado por la errónea política de austeridad
LA negativa del presidente español, Mariano Rajoy, no ya a rubricar sino siquiera a buscar el pacto de Estado que proponen tanto la oposición como los sindicatos con el fin de impulsar una reactivación de la economía y combatir el paro desbocado que afecta a más de seis millones de trabajadores reitera la nula flexibilidad del Gobierno del PP en sus estrictas y hasta el momento ineficaces políticas económicas. Más aún, desvela la absoluta carencia de soberanía económica del Estado español, pendiente y dependiente de las decisiones de Bruselas, tal y como el propio Rajoy reconoce implícitamente al anteponer "el control del déficit público, las reformas estructurales, las reformas europeas, la integración europea y la liquidez europea" al principal problema y preocupación de la sociedad, el desempleo español. Pero aún se antoja peor que la negativa -trasladada de nuevo con un tan soberbio como por los resultados injustificado "el gobierno sabe lo que tiene que hacer"- denota la absoluta falta de interés de Rajoy por tratar de aplicar su ya de por sí raquítica aptitud para el diálogo y su escasa capacidad de decisión en el ámbito socio-económico a una lacra que sin embargo incide directamente en todos y cada uno de los aspectos que, por separado, sí dice querer negociar: desde el sistema de pensiones a la formación y la protección social o el crédito a las empresas y el desempleo juvenil, este último siguiendo, eso sí, las directrices y el fondo económico aprobados en Bruselas. Claro que el desinterés del Gobierno español ante el inmenso drama del paro -que por otro lado sirve al interés de controlar el mercado de trabajo- ya se adivinaba en sus previsiones macroeconómicas, dadas a conocer hace unos días, y en las que fijaba para dentro de tres años una tasa de paro del 26%, similar a la del pasado ejercicio. Lo más extraordinario, sin embargo, es que el empecinamiento de Rajoy en una austeridad económica que solo lleva a la inanición se produce cuando el estancamiento de la eurozona es tan evidente que hace tiempo llegan desde Europa voces exigiendo esa mayor flexibilidad que Rajoy, en virtud del tótem del déficit, niega internamente a sus políticas económicas pero reclama a la Comisión Europea respecto a las posibilidades de su gobierno.