Inversión en talento
Las becas para la realización de prácticas en el extranjero son bastante más que una vía de inserción laboral o la cima de la pirámide de las ayudas públicas a la formación y suponen una apuesta de desarrollo a revertir en Euskadi a medio plazo
MÁS de sesenta mil jóvenes vascos cursan en la actualidad estudios universitarios o de Formación Profesional de Grado Superior. Son la parte alta de una pirámide que incluye a más de 410.000 estudiantes, con una media de aprobados superior al 80% en todos los niveles. En ayudar a dicho colectivo, Euskadi invierte cerca de treinta millones de euros anuales a través de becas universitarias, becas de estudios superiores y las denominadas becas de excelencia académica. Los 813 jóvenes que han accedido o accederán este año a las Becas Global Training (BEGT) concedidas por el Gobierno vasco -con dotaciones mensuales de 1.124 euros para desplazamiento, alojamiento, manutención y Seguridad Social- para la realización de prácticas de trabajo en el extranjero conforman el vértice de esa pirámide. Con un 41,3% de paro juvenil en la CAV y más de 40.000 jóvenes de todo el Estado obligados el pasado año a emigrar en busca de trabajo, las Global Training son bastante más que una vía por la que insertarse en un mercado laboral europeo de apenas cuatro millones de puestos de trabajo para 14 millones de jóvenes. Cuando la crisis económica provoca consecuencias como el recorte de un 80% de la inversión en I+D en las Universidades Públicas del Estado o, en la CAV, la reducción en más de un 15% de la tradicionalmente altísima inserción laboral de los estudiantes de Formación Profesional, las BEGT (3.200.000 euros en 2013 y 2014) suponen en realidad una apuesta porque la inversión pública en talento acabe revirtiendo en Euskadi. Puede sonar contradictorio, pero ese es precisamente el objetivo que se marca la inmensa mayoría de los jóvenes que las BEGT han repartido por la mayor parte de los países de Europa: regresar con un bagaje de conocimientos adquiridos suficiente para desarrollar su talento en nuestro país. O, lo que es lo mismo, afianzar las posibilidades de desarrollo estable de nuestro país en un mundo cada vez más competitivo y globalizado. No en vano, la inversión en desarrollo de talento aumenta hasta un 40% la productividad de una empresa y la eficiencia en esta es proporcional al orgullo de pertenencia a la misma. Y ambos principios son forzosamente trasladables a la economía y a la sociedad vascas.