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Los problemas de Rajoy

El presidente español solicita paciencia en base a aquello de lo que carece, su (nula) credibilidad, y ofrece como única razón para otorgársela precisamente lo contrario a lo que ha demostrado hasta ahora: que su gobierno "sabe lo que hace"

EL Estado español tiene en estos momentos dos graves problemas que sobresalen sobre la ingente cantidad de problemas que es el Estado español. Uno, reconocido por dramáticamente evidente, el desempleo; el otro, tan evidentemente dramático como el anterior, pero que los dirigentes del Estado español se empeñan en ignorar: la credibilidad. Y el colmo se da cuando ambos problemas se conjugan al hacer público con apenas dos días de diferencia una cosa y su contraria. Es decir, que en 2016 la tasa de desempleo seguirá siendo del 25%, como adelantó la vicepresidente del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, entre (separando a) los dos ministros económicos, Cristóbal Montoro y Luis de Guindos; y que sin embargo "se creará empleo antes de finalizar la legislatura", como vino a decir ayer Mariano Rajoy. Textualmente es cierto, entre el 27% de la tasa de desempleo en la actualidad y el 25% que anuncian las previsiones -lo que hasta ahora ha sido, en todo caso, sinónimo de error- para dentro de tres años hay dos puntos de diferencia. Pero ¿se puede considerar creación de empleo una reducción del 2% en una tasa de desempleo de esa dimensión y a tres años vista? ¿Puede el Estado español soportar la presión -y las prestaciones- de tener a más de cinco millones de personas, más de millón y medio de familias, la mitad de los menores de 25 años en paro durante más de un lustro? En cualquier caso, parece evidente que el Gobierno de Mariano Rajoy ha decidido confiar la resolución de sus dos principales problemas al tiempo. Porque constatado que la reforma laboral es inoperante, cuando no directamente negativa, en la creación de empleo, no ha presentado ni una sola medida concreta que limite la sangría en el mercado laboral. Porque tras sus ya sonoros fracasos en los intentos de invertir la tendencia del paro, el déficit y la recesión mediante el traslado de las cargas de la crisis a la sociedad es todavía capaz de solicitar (más) paciencia en base precisamente a aquello de que carece, su (nula) credibilidad, ofreciendo como razonamiento único precisamente lo contrario a lo que ha demostrado hasta ahora: que su gobierno "sabe lo que hace". Mariano Rajoy tiene así otro problema: también se le acabará el tiempo esperando a que escampe.