LA presentación por el Gobierno Rajoy de la Actualización del Programa de Estabilidad 2013-2016, una visión de la situación macroeconómica de aquí a final de legislatura, ha pretendido soterrar el retraso en la comunicación a la opinión pública del anunciado Plan Nacional de Reformas. Y el resultado ha sido un totum revolotum de datos por contrastar e intenciones comprobadas que es fiel indicador de la inopia del Ejecutivo español en materia económica y explica el descalabro de sus políticas. La ceremonia de confusión protagonizada ayer por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y los dos ministros económicos del Gobierno español, Luis De Guindos y Cristóbal Montoro, no puede ocultar, sin embargo, la realidad de los resultados de lo emprendido por el Gabinete Rajoy. Porque la Actualización revela el absoluto fracaso de sus principales decisiones. Así, la subida del IRPF aprobada el 31 de diciembre de 2011 con el fin de reducir el déficit ha conllevado una ralentización del consumo y el ahogo de las rentas familiares, pero a finales de 2012, un año después, el déficit escalaba al 7% del PIB (sin incluir el rescate bancario) y el propio Ejecutivo -lo que permite intuir una previsión magnánima- admite que será del 6,3% a final de 2013 y del 5,5% en 2014. Así, la reforma laboral que entró en vigor el 10 de febrero del pasado año con el fin de agilizar la contratación y fomentar el empleo, pero que en realidad abarató el despido, ha sumado 563.200 nuevos parados -1.300 cada día- a los 5.639.500 de entonces, hasta alcanzar la cifra récord de 6.202.700 desempleados... y el propio Gobierno admite ahora que la tasa de desempleo no descenderá del 25% hasta 2016. Así, dos meses después de aprobarse el segundo paquete de recortes, aquellos que Rajoy denominó "reformas de segunda generación", con el fin de impulsar el crecimiento económico, el Estado español sigue anclado en la recesión: se anuncia una caída del -1,3% este año y un inapreciable 0,5% el próximo. Y, para colmo, el Gobierno una vez más incumple su palabra con el anuncio de la prolongación de la subida del IRPF hasta 2015 y el aumento del Impuesto de Sociedades e impuestos especiales horas después de que Rajoy asegurara que las nuevas reformas no afectarían a los impuestos. Sin embargo, más grave que todo ello es la incapacidad para esbozar una sola medida que corrija esas tendencias, especialmente la del dramático desempleo, que se constata en cada consejo y en cada comparecencia de un gobierno descalabrado.
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