CUMPLIDO un año del fallecimiento del joven Iñigo Cabacas, a resultas del impacto de una pelota de goma durante una carga policial posterior al encuentro de la Europa League que disputaron en San Mamés el Athletic y el Schalke 04, siguen sin llegar a la opinión pública detalles y consideraciones contrastadas de los hechos que hagan considerar factible la depuración de las presuntas responsabilidades en que se hubiera podido incurrir. Tanto previamente a los dramáticos sucesos como durante ellos o, a posteriori, en la investigación de los mismos. Responsabilidades que, sin embargo, conviene enmarcar en sus justos ámbitos para evitar precisamente que quienes las ostentaban en aquellos momentos acaben considerándose eximidos de ellas y las terminen legando a quienes nada tuvieron que ver en las decisiones políticas -como la reestructuración y reorganización de la Ertzaintza y su cadena de mandos o el incumplimiento de la normativa europea sobre material antidisturbios- que condicionaron las actuaciones aquel día o en las decisiones policiales -como la elección de los efectivos participantes o la orden de actuación y de utilización de las pelotas de goma- que desembocaron en el fallecimiento de un ciudadano que simplemente festejaba el triunfo deportivo de su equipo. O, como se vio obligado a admitir el entonces consejero Ares cuando rompió su incomprensible silencio días después, "las posibles negligencias o incumplimientos de protocolo" que hubieran podido cometerse. Esa delimitación de las responsabilidades, además, se hace tanto más necesaria para prevenir que quienes deben aún asumirlas lograran lo que hubiesen podido pretender al derivar su exigencia a un proceso judicial, es decir, retrasarlas y ceñirlas a su nivel más básico, limitando o incluso anulando la incidencia política de los hechos. Ahora bien, un año después, todo ello parece también demandar el mayor celo judicial y fiscal posible y la máxima diligencia y colaboración por parte del Departamento de Interior para acelerar los procedimientos con el fin prioritario de aclarar definitivamente lo acaecido. Hacerlo impedirá asimismo utilizaciones maniqueas del lógico dolor de familiares y amigos que puedan tratar interesadamente de fomentar dudas tanto respecto a la actuación judicial como respecto a la misma Ertzaintza.
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