LA esperada declaración ayer del exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, ante el juez que lleva el caso Nóos no deparó grandes sorpresas -tampoco se esperaban- pero sus afirmaciones y la documentación que entregó al magistrado permiten dar una importante vuelta de tuerca judicial al asunto objeto de investigación sobre la supuesta comisión de varios delitos por parte de quienes manejaban los hilos de una entidad que se autodeclaraba "sin ánimo de lucro". Lo fundamental de la declaración de Torres incide en algo que parecía obvio desde hace tiempo desde que avanzara la instrucción: Nóos se constituyó bajo la supervisión de la esposa de Urdangarin, la infanta Cristina de Borbón, y su funcionamiento era supervisado también tanto por ella misma como por la Casa Real, a través de su asesor, Carlos García Revenga. Es decir, que todas las actividades de Nóos se realizaban bajo la supervisión, control y conocimiento de la Casa Real. Es más, la infanta y su asesor eran miembros de la junta directiva de la Fundación y jugaban su papel como el resto de sus integrantes. Esta declaración de Diego Torres en sede judicial permite realizar algo que hasta ahora parecía casi imposible pese a todas las evidencias ya existentes: la inmediata imputación de Cristina de Borbón por el caso Nóos. Hay que recordar que tanto Iñaki Urdangarin como Diego Torres están imputados por delitos como malversación de caudales públicos, fraude a la Administración, falsedad en documento público y documento mercantil, tráfico de influencias, prevaricación, delito fiscal y blanqueo de capitales. Acusaciones lo suficientemente graves como para que alguien que "supervisaba" y "controlaba" las operaciones como miembro de la junta directiva, por muy miembro de la Casa Real que sea, pueda librarse por motivos extrajudiciales. A todo ello hay que añadir que, según declaró también el exsocio de Urdangarin, se le ofreció dinero y trabajo a cambio de su silencio. Las evidencias del caso cercan cada vez más a la Casa Real y ya nada debería impedir que la justicia actúe con pleno rigor. A la espera de que el próximo sábado Iñaki Urdangarin declare por segunda vez ante el juez, y aunque solo sea bajo la apariencia de facilitar su derecho a la defensa, la imputación de Cristina de Borbón es ya ineludible.
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