LOS datos del último ejercicio en Euskadi, especialmente los referidos al territorio de Bizkaia, confirman al turismo como una actividad económica de primer orden que mantiene tendencia incluso en momentos de aguda crisis económica y a la que, como apuesta estratégica de país, se le adivinan notorias capacidades de crecimiento. El hecho de que la afluencia de turistas haya aumentado en Bizkaia respecto a 2011 -siquiera un 0,7%-, cuando ha experimentado retrocesos en el entorno más próximo y también en el global del Estado, nos ratifica como un destino estable en cuanto a capacidad de atracción. Y la relevancia del porcentaje de visitantes extranjeros -392.000 del total de 1.139.321- con un aumento exponencial que ha llevado a doblar su número en los últimos diez años, avala la senda de la internacionalización de la imagen de Bizkaia -y por ende de Euskadi- como producto diferenciado tanto en cuanto a sus características socio-culturales como respecto a la calidad ofertada, notablemente por encima de la media de la del Estado. No es casualidad ni coincidencia, en ese sentido, que Bizkaia haya sido el único territorio vasco que ha mantenido una política de oferta específica frente al intento del anterior Gobierno de Lakua de ahormar al turismo vasco dentro del conjunto estatal y al mismo tiempo el único que puede presentar unos resultados en positivo durante el pasado año. Así, la colaboración institucional emprendida por la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, como principales responsables de la conversión de la villa en tractor turístico de primera magnitud, pero también de ampliar ese polo de atracción a otras zonas, se puede considerar un éxito al que ahora se pretende dar continuidad y dotar de personalidad aún más acentuada bajo un lema, Be Basque, que se engancha a las últimas tendencias de consumo turístico para plantear no ya una oferta irreproducible en otras latitudes, que también, sino toda una experiencia vital, la de imbuirse de lo vasco. De lograr proyectar con éxito esa idea al exterior, de la coordinación -colaboración más bien- interinstitucional en la presentación de una oferta tan homogénea en los principios de calidad y calidez como matizada en sus detalles y opciones, dependerá la capacidad del turismo vasco para seguir afianzando su propia marca.
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