EL cierre de 2012 en materia de empleo arroja un balance muy negativo y plantea un escenario lleno de incertidumbre para 2013, por lo que el dato positivo de diciembre no debería ser utilizado para atenuar la gravedad de una coyuntura que indica que la bolsa de desempleados en España ha engordado en más de 420.000 personas con respecto al año anterior. Los datos referidos a la Comunidad Autónoma Vasca son aún más preocupantes, pues a pesar de que esta afrontó con cierta holgura los primeros embates de la crisis, el último año pone de relieve una pérdida de puestos de trabajo superior a la estatal, y nos sitúa frente al drama de los 170.000 ciudadanos vascos que han tenido que registrarse en las oficinas de empleo. El peor año en términos de destrucción de trabajo desde la década de los noventa ha coincidido con el primer año en que Euskadi ha gestionado las políticas activas de empleo, que fueron asumidas el pasado 1 de enero, después de que una negociación liderada por Iñigo Urkullu arrancara al presidente Zapatero esta materia que los diferentes gobiernos de España se habían resistido a ceder al Gobierno vasco, a pesar de ser una de las principales competencias pendientes de transferencia desde 1979. Hoy el Gobierno presidido por Urkullu se enfrenta al que será sin duda su reto principal en esta legislatura: la creación de empleo. Y ello exigirá la adopción de importantes medidas. Es el momento, por ejemplo, de que el Ejecutivo vasco analice seriamente si el modelo que Patxi López configuró a través de Lanbide es el que este país necesita para potenciar una política eficaz en favor del empleo, a través de la intermediación laboral entre empresas y desempleados, la orientación laboral y el reciclaje profesional. Es el momento de buscar la integración del tejido empresarial en este modelo. Es el momento de que la mayoría sindical vasca se comprometa con el impulso a las políticas activas. Y es el momento también de que la sociedad vasca y sus instituciones reivindiquen la transferencia de las políticas pasivas de empleo, esas que abonan el subsidio de desempleo, de forma que se pueda liderar desde Euskadi una política integral que aborde este reto con todas las garantías. Es, sin demora, el momento de asentar las bases que permitan la creación del empleo que esta sociedad precisa.