LOS mercados bursátiles de todo el mundo han reaccionado con euforia ante la noticia del acuerdo fiscal alcanzado in extremis por republicanos y demócratas en los Estados Unidos. El temor que se había generalizado entre los observadores económicos europeos ante las negativas consecuencias que el deterioro de la economía norteamericana habría provocado en todo el mundo, y especialmente en Europa, en caso de que no se hubiese logrado el ansiado pacto, dio paso ayer a una reacción positiva de las Bolsas de Londres, París, Madrid, Frankfurt o Milán, prueba de que los parqués europeos han recibido con alivio los resultados de la negociación que el presidente de los Estado Unidos ha mantenido con la oposición republicana. El acuerdo alcanzado es una victoria política de Obama y le permite retrasar un par de meses la negociación definitiva que tendrá que abordar con los republicanos con el fin de adoptar medidas sobre la deuda y el gasto público, que marcarán la política presupuestaria y económica del segundo mandato del reelegido presidente. La reacción europea al acuerdo norteamericano es una nueva prueba de que los agentes económicos y políticos de la Unión Europea siguen buscando en el exterior las decisiones que permitirán que la economía y el empleo puedan comenzar la senda de la recuperación en nuestro continente. Otro tanto sucede con los responsables económicos del Gobierno de Rajoy, que siguen vaticinando brotes verdes para el tercer y cuatro trimestre del nuevo año, sin explicar los motivos que los harán posibles y confiando a las políticas macroeconómicas que se adopten en el exterior el cambio de tendencia de la economía española. Mientras tanto, la situación continúa deteriorándose. Sigue sin despejarse la incógnita del rescate de España; las empresas siguen esperando a que algún gobierno adopte medidas que inyecten liquidez al sistema; y los ciudadanos afrontan el nuevo año con el temor de tener que enfrentarse a nuevos ajustes y a la posible pérdida de sus puestos de trabajo. El acuerdo que ha evitado el abismo fiscal en Estados Unidos es una buena noticia para todos, pero hará falta algo más para que nuestras economías empiecen a vislumbrar un horizonte positivo que les permita armarse de confianza y ver la luz al final del túnel.
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