LA voracidad de la política de recortes emanada del Gobierno del Estado parece no tener fin, pero si las restricciones en servicios públicos básicos como la salud o el bienestar social suponen ya en la actualidad una quiebra para millones de ciudadanos, cuando los ajustes afectan a la educación -incluyendo el ámbito universitario- y la investigación, amenazan con dejar a un país entero sin futuro. En el Estado español, pese a ello, la inversión en I+D+i contará con 600 millones de euros menos para el próximo año. En términos porcentuales, ese ajuste supondrá que lejos de acercarse a la media europea de dedicar el 2% del PIB a investigación, se caerá por debajo del 1,37% actual. Los científicos, conscientes de la problemática incluso más allá de su situación personal, ya han expresado públicamente su contrariedad y sus protestas. Otras batas blancas que siguen a las de los médicos y profesores. Porque lo que está en juego es el verdadero motor de desarrollo a medio plazo. La crisis ha tenido mucho que ver con el colapso de un modelo productivo basado en actividades que no tenían gran valor añadido. El cemento, el turismo y la cadena productiva en manos de multinacionales son tres pilares propios de países de la retaguardia europea y con los que resulta imposible competir ante potencias emergentes como China, donde los costes de producción son mucho menores. Un país que no inventa, que no investiga ni añade valor a su industria es un país condenado a la recesión, donde la deslocalización y el paro hacen estragos. No es casualidad que países, como Euskadi, que se han preocupado durante lustros en invertir en parques tecnológicos y en empresas propias (muchas veces en forma de cooperativas) son los que aguantan mejor el tirón de la crisis, presentan índices de paro más reducidos y son capaces de competir en el mercado internacional. Considerar la inversión en I+D+i un gasto al que aplicar ajustes supone un error que dilapida lo anteriormente hecho, paraliza proyectos desarrollados durante años y desprecia generaciones de nuevos técnicos y científicos que acaban por emigrar en busca de un lugar donde se valore su trabajo. Por el contrario, incentivar la investigación y la innovación es la vía cierta para que los niveles económicos y sociales hoy amenazados se recuperen y amplíen en el futuro.
- Multimedia
- Servicios
- Participación