Un acto cargado de simbolismo
La jura del cargo de lehendakari de Euskadi por parte de Iñigo Urkullu constituyó una ceremonia plena de solemnidad y emoción pero también de homenajes a los pioneros de la soberanía foral y el autogobierno vasco y con la mirada en el futuro
EL lehendakari Iñigo Urkullu juró ayer su cargo en un acto pleno de solemnidad y emoción celebrado en Gernika. De forma consciente, Urkullu utilizó durante la ceremonia -perfectamente medida en todos sus aspectos- varios elementos, fórmulas, actitudes y palabras que reflejan tanto su propia personalidad y sus profundas convicciones como su manera de encarar la alta responsabilidad que ha asumido como máximo representante de todos los vascos. En primer lugar, destacó sobremanera la inmensa emoción y la "humildad" -subrayada en varios momentos y diferentes formas- con que Urkullu vivió -e hizo partícipes a todos los presentes de ese mismo sentimiento- su toma de posesión como lehendakari. Quizá algunos consideren exagerada la solemnidad y la trascendencia con las que se revistió el acto, pero no cabe duda de que tanto el significado mismo de la asunción de un compromiso como el que supone recibir la makila, como el escenario del acto ante el Árbol de Gernika conectan directa e irremediablemente con las raíces mismas de la democracia vasca. Es por ello por lo que el lehendakari quiso dotar al acto de ayer de un significado intenso y trascendente. Más allá de la solemnidad, que fue el eje de toda la ceremonia, Urkullu introdujo dos elementos novedosos que, aunque en principio pueda parecer paradójico, reflejan precisamente ese nexo con la tradición pero desde el presente y mirando al futuro: la fórmula de la jura propiamente dicha bajo el Árbol de Gernika ante un ejemplar del Estatuto y otro del Fuero Viejo y la visita -íntima y al mismo tiempo pública- al Árbol Viejo. Se trata de actuaciones cargadas de simbolismo que reflejan de modo evidente el homenaje y reconocimiento a quienes le han precedido en el cargo y a quienes hicieron posible el mantenimiento de la soberanía foral y el autogobierno vasco. Toda una declaración de principios. Culminado el ceremonial que ha supuesto la elección y toma de posesión del lehendakari y una vez que los nuevos consejeros que acompañarán a Urkullu en el Gobierno vasco asuman su cargo, toca ya, de forma inmediata, ponerse manos a la obra. El martes, sin mayores dilaciones, será el primer Consejo de Gobierno. Es, pues, la hora de arrimar el hombro para sacar Euskadi adelante.