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Chantaje, error, trampa... y una más

El asombroso caso alrededor de un presunto chantaje al presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiáin, y la detención y dimisión del diputado del PP, Santiago Cervera, es un sainete más alrededor de la entidad y exige la intervención de la Fiscalía

LA imagen de las estructuras políticas y económicas se emborronó de nuevo ayer en Navarra a cuenta del extraño sainete protagonizado por el diputado del PP, Santiago Cervera, en un asombroso affaire que mezcla un presunto intento de chantaje al presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiáin -quien lo denunció a la Guardia Civil-, emails anónimos a ambos, un sobre con 25.000 euros en las Murallas de Iruñea y la detención por agentes de paisano del político navarro al acudir este al lugar donde estaba depositado dicho sobre que, según alega, creía con información de interés sobre la entidad. La dimisión exprés de Cervera como diputado (además de su baja cautelar como militante del PP), renunciando a su condición de aforado, facilita su derecho de defensa y sitúa la investigación judicial en el ámbito ordinario en Navarra -y no en el Supremo-, que deberá ser el que dictamine el alcance real de este asombroso caso: si hubo chantaje, trampa o los orígenes de esta. Es cierto que Cervera ha sido una de las voces más críticas con la gestión política y directiva de Caja Navarra, pero también lo es que su dimisión se deriva de un error político propio así como del nulo respaldo de la dirección del PP en Nafarroa y en Madrid, que resulta inusual en un partido que siempre ha defendido la presunción de inocencia de sus cargos. En todo caso, el lamentable espectáculo exige también un análisis político efectivo y una investigación judicial real sobre las diferentes polémicas -dietas opacas, nombramientos, dimisiones, indemnizaciones, salida a bolsa...- que han empañado el devenir de Caja Navarra en los últimos años y que contrastan sobremanera con situaciones, actuaciones y actitudes en otras cajas vascas. Es una demanda clara de la sociedad, más ahora que la integración en Caixabank está originando protestas y malestar entre trabajadores y clientes. La pasada semana, el fiscal general no descartó investigar la supuesta pérdida patrimonial de CAN -que sus gestores niegan- y la llegada de un nuevo fiscal jefe a Nafarroa puede ser el momento oportuno. La claridad y la transparencia son exigencias democráticas. Y una institución histórica del autogobierno de Nafarroa no se merece este final en plena tormenta financiera: atropellado, politizado, polémico, con especulaciones constantes, pérdida de credibilidad social e imagen pública y malestar ciudadano.