LA reelección de Iñaki Goirizelaia como rector de la UPV/EHU, más allá de contabilidades interesadas sobre la tradicionalmente escasa y siempre mejorable participación en los comicios universitarios, supone un hito en la historia de la universidad pública vasca por el mero hecho de que por primera vez desde febrero de 1980, cuando se produjo la conversión de la Universidad de Bilbao en la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, un rector y su equipo tendrán cuatro años más para dar continuidad a su labor. Además dicha continuidad se constituye como especialmente relevante porque la UPV/EHU viene del periodo de más estabilidad interna y social, incluso en relación a sus principales normas de funcionamiento, y de mayor progreso docente. A pesar de ello las elecciones al rectorado se afrontaban con cierta desazón, o desconfianza, ante la posibilidad de que afloraran de nuevo los intereses ajenos que durante tanto tiempo habían afectado perniciosamente al desarrollo de la UPV. Síntomas se han dado. Pero, en cualquier caso, la reforma de las ofertas de estudios, la concesión de la Excelencia Internacional o la entrada por primera vez entre las 400 mejores universidades del mundo del ranking de Shangai, el hecho de que bajo el rectorado de Goirizelaia se haya progresado de modo importante en investigación, triplicando (de 24 a 77) las patentes nacionales e incrementado un tercio (de 44 a 66) las patentes internacionales, el aumento exponencial de las tesis doctorales o del impacto económico de la universidad en el PIB vasco o en su incidencia en el empleo, también su apuesta por dotar de pulso universitario al euskera... eran razones más que suficientes para encarar con calma una reelección que sostiene un plan a largo plazo pero que también convierte los logros en nuevos retos que el equipo rectoral se ha autoimpuesto. No es, además, objetivo sencillo en una época en la que, probablemente, el esfuerzo realizado en la financiación -frente a descensos de la misma de hasta el 66% como en el caso de Catalunya- será cada vez más complicado de mantener y en la que el afán homogeneizador amenaza con afectar también a las peculiariadades que han permitido a la UPV/EHU convertirse en una de las universidades de referencia en el Estado.