LA coalición EH Bildu ha enviado a diversos agentes sociales su propuesta electoral en materia de política lingüística. Entre las 19 medidas destacan sobremanera dos: la obligatoriedad de conocer el euskera y la apuesta por el cierre de los canales de la radio y televisión pública que emiten en castellano, ETB-2 y Radio Euskadi. El calado de ambas trasciende el ámbito lingüístico y permite otear el fondo y las formas que esperan a este país si Laura Mintegi resulta investida lehendakari. La imposición y la aplicación del artículo 33, tal como sucede en la Diputación de Gipuzkoa de Garitano o el Ayuntamiento de Donostia de Izagirre, dejan las llamadas de esa fuerza a buscar acuerdos y consensos en una mera pero imprescindible pose estética en busca de votos. El espíritu del texto casa con la línea dura y la férrea posición política que representa Mintegi, la candidata impuesta por la izquierda abertzale al resto de fuerzas de la coalición. Herria da gorputza, hizkuntza bihotza -tal como se titula la propuesta- niega la evolución del idioma vasco en las últimas décadas y lo presenta al borde del abismo. Todos cuantos aman y respetan el euskera en este país, que son la mayoría, le desearían una salud mejor. Pero es injusto, y sobre todo falso, negar la mejora de nuestro idioma en las últimas décadas. En la CAV se constata un avance importante del euskera desde el punto de vista demográfico (universalización del bilingüismo) y geográfico (en especial en las zonas urbanas) que, además, no ha conllevado un retroceso del castellano, sino de los monolingües castellanófonos. Las situaciones extremas retroceden para dar paso a la integración y al mestizaje lingüístico y cultural. Y todo gracias al apoyo social y a las medidas de acción positivas adoptadas desde principios de los 80. Otra cosa es que sean mejorables o que se puedan aplicar con mayor intensidad. Lo mismo cabe afirmar del modelo educativo. El actual modelo, especialmente la línea D, respaldada y elegida por la abrumadora mayoría de padres para sus hijos, ha contribuido a esa mejora y, también, a asegurar que el futuro sea más halagüeño que el presente y, sobre todo, que el pasado inmediato. El escenario que plantea el partido de Laura Mintegi es irreal. Su aplicación forzosa sería un auténtico descalabro para el país y para el euskera. Pero es su propuesta. La de EH Bildu. Reveladora.